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NO CIERREN LA CUENTA DE DONALD TRUMP

Le han cerrado la cuenta de twitter a Donald Trump tras sus últimos tuits en los que alentaba a sus acérrimos, los “buenos patriotas” que son “tan especiales”, para que tomasen el capitolio.


Sin embargo, esta utilización indebida de la red social ha sido consentida y permitida desde que Peter Constanzo le creara en 2008 su cuenta para: -“saltarse a los medios y comunicarse directamente con sus seguidores[i]-. De hecho, este tono chulesco y provocador contra todo y contra todos es común desde que en 2012 empezara a dictar sus propios tuits:


6 de agosto de 2012: -"Una 'fuente extremadamente creíble' ha llamado a mi oficina y me dijo que el certificado de nacimiento de Barack Obama es un fraude".

2 de noviembre 2012: -El calentamiento global se basa en datos científicos dudosos”.

12 enero de 2017: -"Voy a construir el muro y México lo va a pagar".


Siempre ha utilizado las redes sociales para trasmitir su mensaje de odio supremacista de un sector de los estadounidenses (principalmente de la América blanca) contra el resto del mundo por lo que resulta al menos sorprendente que después de ocho años lanzando tuits incendiarios, la empresa de Jack Dorsey decida cerrarle la cuenta permanentemente por riesgo de “mayor incitación a la violencia[ii].


,¿Mayor? Lo tiene complicado quien llamó al Dictador Norcoreano “hombre cohete” y amenazó con destruir toda Corea por completo[iii] a través, quizá, del maletín que tiene en su poder con los códigos nucleares.


Todos sabemos que Trump manipula las redes sociales con mensajes incendiarios. Hace uso de las mismas fake news que él denuncia. Es común que por la mañana diga una cosa y por la tarde la contraria. Es en sí mismo, una enorme bola de humo y de basura que confunde y enciende a las masas.


Esta habilidad para la manipulación a través del carisma me recuerda precisamente otro mal ejemplo que hacía exactamente lo mismo utilizando los medios que disponía: el cine, la radio y las cervecerías.


Adolf Hitler era un gran orador: enardecía y manipulaba a las masas a través del personaje que él mismo había creado. En los debates de las cervecerías de Alemania de la década de los años 30 daba tremendos discursos populistas que se basaban en la nación, el odio a las potencias extranjeras y a los judíos: el pueblo sin patria que les robaba el trabajo y el dinero.

Exteriorizaba esa ira que los demás sentían. Expresaba exactamente lo que querían oír pero no se atrevían a decir. El mensaje de Hitler, como el de Trump, calaba en la sociedad porque ya estaba instalado en ella.

Trataba a sus rivales políticos con desprecio y les culpaba de los males de su patria: -“hay que destruir a los comunistas”- “Tenemos que liberar al pueblo del marxismo[iv]- decía Hitler, mientras que Trump habla de los demócratas como: “el partido del odio” y en España la derecha se refiere al “gobierno ilegítimo” como “dictadura chavista bolivariana”.


Hitler en sus discursos hablaba de que expulsaría a todos los partidos políticos de su país, para trabajar sin “coerciones morales”. Atacando para ello a las instituciones que ponían trabas sus propósitos al igual que Trump (acusado de tener relación con la mafia neoyorquina y rusa[v]) puso en jaque a la oficina del FBI para trabajar sin esas coerciones morales o institucionales.


También han tenido en común la manipulación de las redes de comunicación. El primero ejerciendo esa fascinación en sus multitudinarios discursos y Congresos Nazis de Nuremberg, el segundo convirtiéndose por sí mismo en medio de comunicación a través de su cuenta Twitter. Él da la noticia y él la legitima. Él es su fuente. La verdad absoluta.


Sinceramente me parece muy hipócrita haber permitido a Donald Trump aprovecharse de esta red social en su beneficio y que ahora, justo cuando el barco se hunde, se le cierre.


¿Por qué twitter lo ha permitido durante nueve años y ahora no? ¿Por qué si infringía las normas comunitarias de esa red social desde el principio no se cerró hasta ahora?


En USA hay un término jurídico llamado Ignorancia Deliberada, es decir: Mirar para otro lado. Que es, precisamente, lo que ha hecho esa red social desde el principio con Donald Trump.


López Obrador, el Presidente de México ha manifestado: -“no me gusta que a nadie lo censuren y le quiten el derecho de transmitir un mensaje en Twitter o en Face[vi] - lo dice el Presidente del país que Trump más ha insultado con sus tuits diciendo que México "no enviaba buena gente a Estados Unidos sino violadores y personas con graves problemas mentales" o que el muro que ha construido su Administración "ha frenado el COVID"[vii] cuando precisamente Estados Unidos tiene más muertes por COVID que México.


Sin embargo, creo que el Presidente de México tiene parte de razón.


Creo que el problema no es la perversión de las redes sociales o la manipulación de los medios por parte de la ideología: el canal de televisión de Chávez y Maduro o de Monedero y Pablo Iglesias. Intereconomía o la sexta. El mundo o el ABC y sus líneas editoriales partidistas.


El problema no radica en los mensajes de un multimillonario con aires de grandeza, o de un pintor fracasado de Viena que llegó a Fürher. El problema radica en los 32 millones de seguidores que piensan como él. Que quieren creer en sus mentiras y que sienten como propio ese mensaje de odio.


Recuerdo cuando era niño y en navidad mi abuelo se arreglaba y se ponía delante de la televisión para escuchar el mensaje del Rey. Cuando el rey decía: -¡buenas noches!- él le respondía: -¡Buenas noches majestad!- y nos mandaba a todos callar. Mi abuelo pensaba que el rey estaba hablando con él. Le hacía sentir de alguna manera especial. El rey podría decir cualquier cosa que mi abuelo, dijera lo que dijera, se lo iba a creer. El caciquismo es el precio que paga el pueblo por seguir la mala influencia de gente carismática, de gente que quiere creer a pies juntillas las mentiras de una persona que, aún mintiendo, exterioriza los pensamientos perversos que anidan en los corazones humanos: soy mejor que tú, los extranjeros son delincuentes, -"hay que fusilar a 26 millones de españoles"-.


¿Qué pasaría si todos empezamos a seguir a pies juntillas lo que dice el tonto del pueblo? ¿Quién sería más tonto?


Si vamos a ir por el camino de la censura, si tienen que cerrar una cuenta, no cierren la cuenta de Donald Trump. Cierren la cuenta de los 32 millones de personas que piensan como él.



Pd: Adivinen que partido político de la extrema derecha española admira y apoya la candidatura de Donald Trump. Partido, que ya ha visto cómo les cierran sus redes sociales por incitación al odio. Por cierto: rodear al Congreso de forma pacífica no es tratar de tomarlo por la fuerza.




 

fotos:

- Adolf Hitler con un grupo de camisas marrones en Berlín, 1933. Autor: ¿?

- Fotomontaje de la cuenta de twitter de Donald J. Trump.



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